Historia
Los grabados y pinturas rupestres hallados en el barranco de la Fita dan fe de la antigüedad del poblamiento humano en el término de Famorca. El núcleo de población actual debe de datar de época musulmana, aunque el étimo del topónimo se desconoce. Tras la conquista cristiana (mediados del siglo XIII), pasó a formar parte de la baronía de Guadalest que se le concedió a Hugo de Cardona. Pasó, por herencia materna, al biznieto de este, Sancho de Cardona, almirante de Aragón, que obtuvo el título de marqués del mismo nombre en 1542. Posteriormente pasó a los Palafox, marqueses de Ariza, y a los Arteaga, duques del Infantado. Estuvo habitado por musulmanes hasta su cristianización forzosa y contaba con 26 hogares en 1602 (unos 117 habitantes). Tras la expulsión de los moriscos (1609), se repobló con familias de mallorquines, si bien en 1646 solo había 7 casas habitadas (unos 32 habitantes).
El lugar era conocido en el siglo XIX por las expediciones en mulas cargadas de nieve que salían de la sierra hacia la costa.
Patrimonio
Famorca tiene la iglesia de San Cayetano: está declarada bien de relevancia local. Esta iglesia data de finales del siglo XVI. En el interior de la iglesia se pueden ver muchas imágenes, todas son de después de la guerra. En la guerra se quemaron todas las imágenes, solo se salvó del fuego el Niño Jesús de Praga. También se puede apreciar el altar mayor en honor a San Cayetano, recientemente restaurado.
Reloj del campanario
Otra joya de la que el visitante va a poder disfrutar es el reloj centenario de la torre del campanario, reloj que a día de hoy todavía está en uso. A mitad de la escalera de subida al campanario se puede entrar en la maquinaria del mismo reloj. A día de hoy todavía se le da cuerda una vez por semana.