El paraje del río Mijares
El paraíso estival de Torrechiva son las pozas que el río Mijares va creando a su paso por el término municipal. Aunque podemos contar 6 o 7 pozas conocidas, con profundidad y accesibles, cualquier rincón es apto para chapotear y refrescarse.
En un par de estas pozas, hace unos sesenta años, se derrumbaron dos puentes que pasaban por encima, dejando bloques de piedra que ahora sirven para nadar de uno al otro. En otras hay grandes rocas desde las que los más osados saltan al agua. En todas partes el agua es fresca y cristalina y los accesos son fáciles.
Cabe recordar que el río es una zona totalmente natural que depende de cuánto y cómo la cuidemos cada uno de los visitantes.
Las montañas
Los casi 12 km2 de término municipal cuentan con grandes extensiones de bosque, donde predominan los pinos y las encinas. También hay, mayormente, cultivos de secano, que se ubican en bancales, aunque parte de ellos hoy en día están abandonados. Las montañas del término municipal de Torrechiva y de los municipios adyacentes ofrecen infinidad de oportunidades. Hay varias rutas de senderismo con las que recorrer sendas, caminos y barrancos, y visitar miradores, cuevas, masías abandonadas e incluso las ruinas de un poblado íbero.
El casco urbano
Las calles de Torrechiva son estrechas y laberínticas gracias a su influencia árabe. Las fachadas son o bien caladas blancas o bien de piedra, siguiendo un ritmo arquitectónico tradicional. La ronda de Mijares es un magnífico mirador sobre el curso del río, es una calle que rodea el pueblo y un maravilloso paseo de apenas un kilómetro.
Apenas hay dos o tres calles con pendiente pronunciada, el resto del pueblo es llano, cosa que lo hace apropiado para paseos agradables.
Las vecinas y los vecinos mantienen sus ventanas y portales con plantas y flores, cosa que lo hace un pueblo muy acogedor.
Contamos con varios parques
Uno de descanso, uno con mesas de picnic y barbacoas, otro infantil y otro con elementos para el ejercicio de la tercera edad.
Tenemos también un polideportivo cubierto con canastas, porterías, red, un rocódromo y, también, un frontón. El municipio guarda ese ambiente en el que las puertas de las casas están siempre abiertas, pues la vida es tranquila y familiar.
La parroquia de Torrechiva
Está dedicada a san Roque. La descripción actual es sencilla: una nave única con tres capillas adosadas al lado izquierdo. Es de estilo barroco desornamentado o renacentista. El campanario cuenta con una campana de 1790 y otra matraca más pequeña.
El origen de la parroquia es confuso; se estima que se establece sobre 1545, cuando el pueblo contaba con 12 familias cristianas. La parroquia sigue teniendo vida, ya que además de una misa semanal, se recogen alimentos y ropa para Cáritas.
La Torre
Aunque su función no está claramente determinada, pudo ser parte de una alquería musulmana o, quizás, una torre de vigilancia del estrecho que forma el río Mijares en las proximidades de la localidad.
La torre se encuentra sumergida en la estructura urbana de la parte más antigua del pueblo. Hace unos años se restauró y ahora se puede ver casi toda su forma cilíndrica, además, dentro hay un museo sobre una vivienda antigua y una zona de exposiciones variables, además de un fantástico mirador del pueblo y del valle del río Mijares.
Cueva de los Judíos
Uno de los grandes atractivos y visita obligada para los amantes de la espeleología es la Cueva de los Judíos, ubicada en el collado del Mojonet, y otras dos cavidades que forman parte del mismo sistema.
Está ubicada en el término de Torrechiva, pero dado el paraje y su accesibilidad, la cueva está más cercana a Fuentes de Ayódar que al primer municipio.
Se encuentra en la vertiente este-noreste del Higueral, entre las dos cumbres, apenas definidas en el terreno. La encontramos en una pequeña explanada bajo las cumbres. Se debe tener cuidado porque, debido a la maleza y pese a los diez o doce metros de diámetro que mide su boca, no sería difícil caer dentro.